El trabajo del futuro se abre paso a velocidad de vértigo. La fuerza laboral se automatiza con rapidez y la adopción de nuevas tecnologías transforma las entrañas de las empresas. Las profesiones emergentes, relacionadas con la economía verde, el análisis de datos o la inteligencia artificial ganan peso. Mientras, los secretarios administrativos, contadores u obreros de fábricas son sustituidos por ordenadores. Dentro de cinco años, 85 millones de empleos quedarán obsoletos, pero se generarán 97 millones de perfiles nuevos adaptados a una convivencia profesional con máquinas y algoritmos, según el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). “Esto es un aviso que nos obliga a adaptarnos y reinventarnos”, afirma Alexandra Hernández, directora de Talento de Santander Universidades y Universia.
Porque en un mundo que se transforma a pasos de gigante, la formación continua tendrá un papel primordial. “La formación, y en concreto la destinada a las personas trabajadoras, es y será el eje del cambio de modelo productivo”, destacan los expertos de la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (Fundae). A las competencias que los trabajadores y empresas ya tienen habrá que añadir nuevas capas de conocimiento profesional. La necesidad de formación a lo largo de la vida está relacionada con la evolución de las demandas del mercado laboral, lo cual no es algo nuevo, dice Agustín Carlos Caminero, vicerrector adjunto de Formación Permanente de la UNED. La persona que finalizó sus estudios de Derecho en 1970, explica este experto, debió actualizar sus conocimientos cada vez que aparecían nuevas leyes; igual que tendrá que hacer la persona que finalice los mismos estudios en 2021.
De forma incluso más importante por el constante avance de la tecnología, “la persona que completó sus estudios de Ingeniería en Informática en 1970 debió realizar un procedimiento de actualización similar al que realizará otra persona que consiga la misma titulación en 2021”, abunda Caminero. La diferencia más importante radica en el hecho de que hoy existe una amplísima variedad de ofertas educativas, tanto presenciales como online, para hacer frente a tales necesidades. Esto permite a los trabajadores permanecer actualizados con un coste y esfuerzo más reducidos, todo ello sin salir de casa.
Fuente: El País
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