Por su parte, el modelo 100 individual aumenta en 194 euros.
La brecha salarial entre hombre y mujer también se refleja a la hora de declarar a Hacienda.

La no deflactación de la tarifa del IRPF, o lo que es lo mismo, que no se ha tenido en cuenta el registro de la inflación de 2021 a la hora de elaborar los distintos elementos que componen este impuesto, va a tener también una serie de efectos tanto en el tipo de declaración que se realice, e incluso en el sexo del declarante, lo que no hace más que diferenciar dos realidades socioeconómicas.

La no adaptación de los distintos elementos del impuesto a la inflación, a nivel global supone una subida de la fiscalidad en frío de 4.110 millones de euros, lo que supone un incremento medio de 199 euros por declarante.

Según se desprende de un ejercicio de simulación realizado para este diario por el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, del análisis por sexo del declarante principal del impuesto, se confirma como la brecha salarial entre hombre y mujer tiene su reflejo a la hora de realizar la declaración del IRPF. Según este trabajo se pone de manifiesto como a mayor nivel de renta, mayores efectos en la presión fiscal.

La no deflactación de la tarifa supone un sobreimpuesto de 224 euros para el caso de un primer declarante varón, como consecuencia de su mayor nivel salarial, hasta totalizar un sobrecoste en este tipo de declaraciones de 2.560 millones de euros.

En el caso de las declarantes mujer, el impacto de la no adaptación del impuesto a la inflación es algo menor y se cuantifica en 169 euros más de media. El coste total de este sobreimpuesto alcanza los 1.549 millones de euros.

Este trabajo también pone de manifiesto como en función de que la declaración sea individual o conjunta el sobrecoste también resulta diferente. En concreto, aquellos contribuyentes que presentan al fisco una declaración individual soportan un incremento fiscal de 194 euros, frente a los 227 euros si se trata de una declaración conjunta.

Estas cifras vuelven a poner encima de la mesa como la inflación puede ejercer de elemento distorsionador de este impuesto, sin la adopción de medidas discrecionales concretas, lo que se denomina incremento de la fiscalidad “en frío” que tiene la peculiaridad de pasar desapercibida.

Si hasta ahora la inflación no había jugado un papel estelar en el conjunto de la economía española, gracias a la relativa estabilidad que ha venido registrando en los últimos ejercicios, el fuerte empuje de los precios energéticos a lo largo del pasado año, que fue decisivo a la hora de que esta variable cerrase en el 6,5%, lo que provoca que los declarantes por el IRPF paguen más, a pesar de que han perdido poder adquisitivo, en su declaración que tendrán que presentar al fisco a partir del próximo mes de abril.

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Fuente: Cinco Días

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