2021 ha sido menos boyante para los supermercados que el año previo. La vuelta de la hostelería y el encarecimiento de los alimentos han forzado un menor consumo.

Conchi es una frutera de las de toda la vida del distrito madrileño de Chamberí. Asegura que su comercio está sufriendo la cuesta de enero, “aunque no nos podemos quejar porque seguimos vendiendo, mientras que otros fruteros del barrio están cerrando sus tiendas porque no pueden aguantar la escalada de los precios”. Dice que sus clientes se quejan de que los precios han subido mucho: “Mira, hoy hemos pagado las judías verdes a 3,90 euros el kilo. Es increíble”, ejemplifica. “El bajón de las ventas de enero se está notando mucho y la apertura de nuevos supermercados —Dia acaba de inaugurar establecimiento a una manzana de su frutería— nos va a quitar clientes”. A pocos metros de distancia, una de las cajeras de un Carrefour Market de nuevo cuño coincide: “La cuesta de enero se está sintiendo y el impacto de la sexta ola del coronavirus, pero lo que más se nota es la falta de personal por los contagios. No damos abasto”, reflexiona.

Ellas dos reflejan la situación actual de la distribución alimentaria en España, un sector que se impuso como ganador en el primer año de pandemia, pero al que le ha costado mantener todo ese brío en el segundo año con la hostelería ya abierta. “El mercado de gran consumo, en los formatos híper y súper, cerró 2021 prácticamente plano respecto al anómalo 2020, con un ligero retroceso del 0,3%. No obstante, la facturación total del año todavía se mantuvo al alza respecto a 2019″, indica Javier Millán-Astray, vicepresidente ejecutivo de ANGED (Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución). En su opinión, la variante ómicron ha ralentizado el consumo de alimentos y bebidas fuera del hogar, de manera que las ventas de las grandes superficies avanzaron un 1,8% durante el mes de diciembre.

La campaña navideña ha sido buena, aunque eso no quita para que la confianza del consumidor se esté deteriorando de mes en mes, y tampoco para que la cuesta de enero se esté dejando sentir, como reconocen en Consum. Las cadenas de distribución viven un momento de gran incertidumbre y se declaran tensionadas por las bajas laborales causadas por la covid.

“El aumento de los precios de las materias primas va a ser fundamental durante 2022. Va a hacer que la cuesta de enero sea más dura; que en vez de cuesta de enero sea la cuesta del invierno. Porque si a ese aumento sumamos el encarecimiento de la electricidad y los problemas en los puertos por los que habrá carencia de productos, es fácil que no veamos una recuperación del consumo hasta mayo y que, en este contexto, los compradores opten por productos más baratos, por la marca de distribución y los establecimientos de descuento”, augura Jaume Hugas, profesor de Esade.

Leve caída.

NielsenIQ acaba de cerrar los datos de 2021 en supermercados e hipermercados, que sitúan la facturación en productos frescos y envasados próxima a los 95.000 millones de euros del año previo. “La caída ha sido del 0,3%, aunque si comparamos la cifra con la de 2019, estamos un 3,3% por encima. Y si contabilizamos todos los canales de ventas, cuyos datos aún no tenemos, el conjunto del gran consumo va a acabar en positivo, puesto que estaciones de servicio y perfumerías, que en 2020 tuvieron la mayor caída, del 15% y el 23%, respectivamente, este año han ganado un 20% y un 19%”, sostiene la directora general de la consultora, Patricia Daimiel.

Como es habitual, las cifras que maneja su competidora Kantar son más abultadas. Si en 2020 contabilizó un crecimiento del 12% en el mercado de gran consumo (frente a casi el 7% de NielsenIQ), para el ejercicio que acaba de cerrarse prevé una caída próxima al 8%, pero aún un 5% por encima del ejercicio previo a la covid, según explica Bernardo Rodilla, director de clientes de retail de la empresa, que espera nuevas caídas para el año que acaba de arrancar. “Dependerá mucho de cómo evolucione la inflación y de cómo se traspasa el encarecimiento de los precios al bolsillo del consumidor. Tras unos meses de contención por parte de las cadenas de distribución, en las últimas semanas vemos cómo trasladan estos encarecimientos parcialmente”, razona.

Rodilla recuerda que los supermercados pasaron el año pasado de una guerra de precios a una guerra por la contención de precios, usando la promoción y la marca propia para sujetarlos. “El consumidor mira cada vez más el precio de los productos y esto hace que los operadores se observen de reojo para incorporar las subidas de las materias primas”, aprecia.

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Fuente: El País

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