Ambos sectores suman 80.000 vacantes, según las patronales.
CC OO y UGT creen que la ley acentúa la desigualdad laboral migrante.
El sector de la construcción y de la hostelería no consiguen atraer mano de obra nacional. Las quejas empresariales a la falta de personal son cada vez mayores, por lo que las patronales ven como un auténtico salvavidas la propuesta del ministro José Luis Escrivá de modificar el reglamento de la Ley de Extranjería para incorporar a miles de extranjeros en el mercado laboral. Aunque no conocen los detalles de la oferta del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, ambas actividades de la economía admiten que a falta de gente joven, lo más fácil en el corto plazo es abrir la puerta a la fuerza laboral migrante.
El decreto en el que trabaja el Gobierno quiere ampliar la contratación en origen a otros empleados más allá de los temporeros, permitiría que los estudiantes extranjeros trabajen de manera paralela a que cursan sus estudios, y crea una nueva figura para que los extranjeros en situación irregular puedan obtener sus papeles a cambio de que se formen en los puestos laborales que se necesitan. Aunque todavía está en fase de negociación, tiene la finalidad de dar solución a los cuellos de botella que actualmente asfixian el mercado laboral español.
La Confederación Nacional de la Construcción (CNC) asegura que actualmente hay 30.000 vacantes sin cubrir y para el 65% de las empresas es casi imposible encontrar jefes de obra. En el mediano plazo, el sector necesitará de 700.000 personas de manera directa o indirecta si no se hace nada por formar más personal. Pedro Fernández Alén, presidente de la confederación, lamenta que a pesar de las distintas campañas de captación de talento, “no consiguen atraer gente”. Por eso ve con buenos ojos la regularización de aquellos migrantes que estén dispuestos a aprender el oficio.
Fuente: Cinco Días
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