Las contracciones por las subidas de tipos demoran sus efectos nocivos, aunque los analistas coinciden en que antes o después impactarán al crecimiento.

La subida de tipos de interés eleva el coste de endeudamiento de las familias, perjudica a las exportaciones de un país y enfría la economía. En 2022 los principales bancos centrales –la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE)– han encadenado subidas en vertical de los tipos desde niveles cercanos a cero hasta el 3,5% en pocos meses, en el caso de la eurozona. Sin embargo, en las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), de las cuatro principales economías europeas solo Francia no revisó al alza para el conjunto de 2023. España, por su parte, aceleró su economía en el primer trimestre hasta el 0,5%, la mejor cifra desde junio del año pasado. Lo que se supone que debería de ocurrir no ocurre.

Los analistas advierten de que los efectos adversos del endurecimiento de la política monetaria se están demorando, pero aseguran que se harán palpables, aunque la pregunta es cuándo.

La economía parece estar a prueba de bombas. “En EE UU el desempleo está en mínimos de 60 años, en la Unión Europea en mínimos desde que se creó en la eurozona. Y eso mientras la inflación sigue en máximos de 40 años en Europa y altísima al otro lado del océano”, explica Alexandre Muns, Profesor de EAE Business School.

El crecimiento ciertamente se ha enfriado tras la invasión de Ucrania, pero no tanto como se esperaba. Por ejemplo, las previsiones de invierno de 2022 de la Comisión Europea, elaboradas antes de la guerra, esperaban un crecimiento de la economía europea del 4% para 2022. Un trimestre después, con el conflicto en ciernes, las previsiones bajaron abruptamente hasta el 2,7%. Sin embargo, el dato final del PIB de la UE terminó siendo del 3,5%.

En Europa, la contención de los precios energéticos y de los peores escenarios, como el racionamiento de gas natural en el norte del continente, han hecho mejorar los pronósticos económicos. El valor de referencia del gas –el TTF holandés– ha pasado de tener valores que superaban los 300 euros el megavatio hora (MWh) en verano a rondar los 40 euros MWh en los últimos meses. Estos factores, afirma BBVA Research en una publicación reciente, han hecho que la actividad se acelere más de lo esperado en la primera mitad del año.

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Fuente: Cinco Días