Supone un paso al frente vendiendo a países foráneos actividades de alto valor añadido.
Equivale a un saldo del 2,3% del PIB que prácticamente compensa el déficit energético.
Los servicios empresariales, las telecomunicaciones o las finanzas son los más rentables.
España ha dado un paso al frente en los últimos ejercicios para consolidarse como país que no vende únicamente su turismo al extranjero. Aunque el turismo de sol y playa sigue siendo el gran músculo de la economía española, hay una cierta transformación del patrón exportador hacia unos servicios de alta cualificación y valor añadido, desligados del turismo, que reportan a la balanza comercial un saldo positivo equivalente al 2,3% del PIB. Las ventas al exterior de servicios no turísticos, de hecho, han consolidado un importante incremento en comparativa con 2019, aumentando un 40% desde entonces.
La balanza comercial española registró en 2023 su mayor superávit hasta la fecha como resultado de la simultánea reducción del déficit en la balanza de bienes y de la ampliación del superávit en la de servicios y, más en concreto, de los no turísticos, donde se ha reforzado una «positiva tendencia de la economía española, dado que hablamos de actividades de alto valor añadido y elevado nivel de cualificación», explica Funcas.
Son servicios a empresas como consultorías o I+D, de servicios financieros, TIC, seguros y fondos de pensiones o del transporte, negocios donde España se está expandiendo al exterior, mostrando la capilaridad y la eficiencia de los servicios más allá de ser un motor económico basado en el turismo.
Fuente: El Economista