Hasta la fecha se ha desembolsado una tercera parte de la financiación.
España es de los países más retrasados en la ejecución de los Next Generation.
La respuesta sin precedentes elucubrada por la UE para hacer frente a la pandemia fue el Plan de Recuperación, una estrategia por la que el bloque emitiría deuda conjunta para hacer frente a las repercusiones económicas del COVID-19. A su difícil negociación siguió una ejecución acogida con entusiasmo por aquellos Estados miembro que más se beneficiaban. Sin embargo, transcurrido más de la mitad del plazo de implementación, y con el límite fijado en 2026, queda aún mucho camino por recorrer. Y el bloque se abre a la flexibilización de las condiciones del plan de salida de la pandemia para que no quede financiación sin asignar.
«A finales de abril de 2024, se habían desembolsado 232.000 millones de euros a los Estados miembros y alrededor del 85% de los hitos y objetivos con fecha de finalización a finales de marzo de 2024 habían sido evaluados como cumplidos satisfactoriamente», explica un borrador del Ejecutivo comunitario.
Ante esta coyuntura, y «teniendo en cuenta del carácter temporal del Plan de Recuperación, todos los esfuerzos colectivos deben centrarse en la plena y oportuna aplicación del plan en 2026, si es necesario abordando los cuellos de botella cuando surjan, de manera flexible», apunta el documento.
Fuente: El Economista