España sufre la tasa de desempleo juvenil más elevada de Europa.
La temporalidad ataca al 45% de los trabajadores menores de 30 años.
Se firman menos contratos formativos, una etapa precarizada según los expertos.
El empleo y el paro juvenil es un problema estructural del mercado laboral español ya conocido. La radiografía del empleo juvenil explica que los menores de 30 años ocupan esencialmente puestos de trabajo en sectores con salarios más bajos, sufren más desempleo que la media nacional y también lideran el paro juvenil en Europa. Las condiciones laborales precarias también se agarran a una mayor temporalidad, en muchos casos en contra de la propia voluntad de un sector de la población que remarca la evidencia de que la formación es esencial para acceder a mejores puestos de trabajo.
El paro juvenil (hasta 24 años, en este caso) ronda el 30%, más de 16 puntos por encima del paro nacional que suma todas las edades. Separando a los que buscan trabajo y no encuentran de los que actualmente están empleados, más de 900.000 jóvenes comienzan su carrera laboral en sectores con salarios más bajos: esencialmente, hostelería y comercio, con una brecha frente a la construcción –sector cuyos salarios sedujeron a los jóvenes en el boom inmobiliario de los 2000– o la industria, que ocupa a unos 300.000 jóvenes y tiene un mayor rango salarial, según reflexiona para este medio Javier Blasco, director del Adecco.
Se trata de un círculo vicioso retroalimentado por la cualificación. Está demostrado estadísticamente que, a mayor nivel de formación, mayor tasa de empleo y menor paro sufren los jóvenes. De hecho, pese a que los jóvenes hasta 30 años con un nivel alto de formación sufren un paro del 16%, este mal endémico se dispara hasta casi el 36% para los que tienen un nivel bajo de formación, es decir, más de el doble, según datos del INE. Así lo apunta también, Carlos Pitart, de ManpowerGroup.
Importancia de la formación.
«Existe una fuerte prima salarial en función de la formación», indica el director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Gregorio Izquierdo, que apunta a una vinculación directa de los salarios a la formación y también a la experiencia. Así lo reflejan los datos anuales de la Encuesta de Población Activa (EPA) que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE), con 1.234 euros brutos de media para jóvenes hasta 24 años, y 1.366 euros brutos para aquellos trabajadores –de cualquier edad– que como sumo llegaron a concluir la enseñanza obligatoria.
En el caso de la hostelería, la retribución media mensual antes de impuestos apenas supera los 1.200 euros. Una situación similar con el comercio al por mayor, que según Estadística reporta una retribución bruta de 1.670 euros.
Y, esto, teniendo en cuenta que los que lo tienen más crudo son aquellos que ni estudian ni trabajan (los ninis): España cerró el pasado 2022 con más de 931.000 ninis, más que en 2021.
Temporalidad y difícil acceso.
El reto global de los jóvenes que aspiran a incorporarse al mercado laboral va más allá de la enorme barrera que supone, de por sí, la tasa de paro juvenil. Una vez estás dentro de la rueda, el próximo paso es conseguir mejorar tus condiciones laborales, que más allá de las salariales se podría traducir en la estabilidad. Y no es tarea fácil, al menos para casi la mitad de los menores de 30 años (el 45%) que tienen empleo actualmente en España.
Así, la temporalidad afectó en el tercer trimestre del año pasado a casi la mitad de los jóvenes en España. Desde ManpowerGroup destacan que el empleo en una edad temprana puede servir como herramienta complementaria a los estudios. Sin embargo, es necesario precisar que la mitad de estos temporales lo es, precisamente, contra su propia voluntad.
Desde Adecco consideran que los jóvenes no se han visto beneficiados por la reducción de la temporalidad de la reforma laboral; al contrario, creen que son los más perjudicados por las fórmulas alternativas al antiguo contrato temporal: los abusos de los periodos de prueba (y los despidos tras esta fase, que se multiplicaron por siete el año pasado) o la extensión del contrato indefinido con el despido de 33 días a perfiles con salarios más bajos. Mientras, la negra medalla de campeones en paro juvenil se repite cada mes una vez se conoce la estadística laboral.
Fuente: El Economista