La enseñanza práctica y de corta duración que ofrece la Formación Profesional se adapta a los tiempos que corren y resulta una opción cada vez más apreciada por el mercado actual.
La nueva economía necesita nuevas cualificaciones profesionales adaptadas a la revolución digital. Es por ello que la Formación Profesional o FP, ha pasado de ser considerada una opción inferior en el plano de la educación a valorarse como una capacitación más dinámica y práctica para cubrir las necesidades de profesionales que se requieren hoy en día.
Esta tendencia también responde a la necesidad de una formación continua, adaptada al constante cambio que vive la sociedad actual. La posibilidad de obtener las habilidades y una profesión práctica en solo dos años, reducirá también el elevado abandono escolar que existe en España, así como los altos índices de desempleo juvenil, opinan algunos de los expertos y expertas consultadas.
MARÍA JESÚS RETANA MAQUEDA
Directora Centro de Estudios Profesionales de la Universidad Camilo José Cela (UCJC)
En la actualidad, nos encontramos en un momento decisivo para el sistema educativo español, necesitado de transformaciones que lo hagan más competitivo y adaptado a las necesidades de un mercado cambiante.
En concreto, la Formación Profesional está siendo uno de sus grandes protagonistas y, en ella y en la propia sociedad, se están logrando avances significativos. Y porque se encuentra en un momento de inevitable modernización y adaptación a las necesidades actuales, educadores, centros de formación y empresas debemos ser capaces de aunar esfuerzos hacia un objetivo común.
La Formación Profesional está dejando de ser el patito feo. Y es que, es el camino para miles de jóvenes, y no tan jóvenes, que desean especializarse en un área de conocimiento y tener acceso al mercado laboral en tan solo dos años. Pero también es el puente hacia la universidad para muchos de ellos que deciden continuar formándose cuando finalizan su ciclo formativo.
Debe ser sinónimo de realidad, profesionalidad, resiliencia, oportunidad, emprendimiento, vocación, futuro… Apostemos por ella, pues nos permitirá formar profesionales que demanda el tejido empresarial y que ayudan a un país a ser más fuerte.
AGUSTÍN CAMINERO HERRÁEZ
Coordinador del título de CFGS de FP en Adm. de Sistemas Informáticos en Red (ASIR) en la UNED
La Formación Profesional (FP) disfruta a día de hoy de un interés que empieza a corresponderse con su valor real para nuestra sociedad. Tradicionalmente denostada, la FP sirve para formar a profesionales de forma rápida y práctica. Un/Una estudiante puede conseguir en tan solo dos cursos académicos un título oficial de Técnico Superior de FP que es valorado tanto en nuestro país como en el extranjero. En cuanto a las salidas profesionales, existen titulaciones de FP para quienes deseen desarrollar su actividad profesional en el área de informática y comunicaciones, sanidad, o artes gráficas, entre otras muchas familias. Además, la FP a distancia permite que estudiantes con compromisos personales o profesionales puedan formarse, además de que permite continuar la formación en circunstancias de pandemia como las actuales. Por todo esto, la FP en general, y la FP a distancia en particular, debe convertirse en una herramienta formativa más para cualquier persona sin importar su situación personal o profesional. La UNED en su compromiso con la sociedad, impulsa y apoya las iniciativas de FP a distancia estableciendo convenios con instituciones lideres en el sector.
EMILIO CABANES
Director Proyectos TICs y Economía Digital en EOI Escuela de Organización Industrial
La FP se ha convertido en una oportunidad para la economía, las empresas, la formación y el empleo. Con un 36% de desempleo juvenil, sólo el 17% de los jóvenes desempleados son titulados en FP, lo que quiere decir que hay un claro desajuste entre la oferta de empleo de cualificación intermedia y la demanda.
Se requiere cualificación intermedia en las pymes y en las grandes empresas porque son el verdadero músculo de las organizaciones, por lo que debemos tender a una estructura formativa con menos personas en la franja de alta cualificación y las menos posibles en la franja de poca cualificación, y con mayor número de personas con formación intermedia. Sólo así podremos ajustar la oferta y demanda de empleo.
Pero además, la nueva economía necesita nuevas cualificaciones profesionales, nuevos currículos adaptados a esta revolución digital, innovación, investigación aplicada, colaboración público privada y un sistema de formación que permita la actualización permanente. La FP permite a las personas formarse y después debe permitirles continuar acreditándose en unas competencias profesionales que son dinámicas y cambiantes. La formación a lo largo de la vida es una necesidad, y debe hacerse de forma que sea acreditable y acumulable.
A todo esto contribuyen los Centros de Referencia Nacional, que realizan acciones de innovación y experimentación en materia de formación profesional, especializados en los diferentes sectores productivos. Su trabajo se centra en contribuir a la actualización y recualificación profesional que, tanto trabajadores ocupados, como desempleados o empresarios necesitan en cada uno de los sectores productivos en los que son referente nacional, potenciando así la mejora de la empleabilidad y de la competitividad de las empresas españolas.
Asimismo, son referente de actualización y perfeccionamiento técnico del profesorado y formadores de formación profesional, como garantía de calidad de las enseñanzas ofertadas en el sistema de formación profesional, que están vinculadas al Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales (CNCP).
En definitiva, potencian la actualización, modernización y calidad de la oferta de formación profesional y el desarrollo de los ecosistemas de emprendimiento y contribuyen al objetivo común de crear una auténtica formación profesional por y para los trabajadores.
PASCUAL PARADA
Director Académico y de Innovación en IEBS
La tendencia ya iniciada hace años y que consolida el nuevo entorno educativo es hacia un sistema basado en competencias en el que el conocimiento no es el fin sino el camino para el saber hacer. Y es que, para el desarrollo de competencias es preciso un conocimiento profundo, pero no necesariamente amplio, sobre un tema, y es en este punto donde la Formación Profesional adquiere un papel protagonista.
Además, en el contexto actual donde la velocidad de cambio es tan alta, la Formación Profesional permite mayor agilidad gracias a la corta duración de sus programas. Los grados universitarios son de 4 años, más otro par de años previos en ser aprobados, por lo tanto, han pasado 6 años desde que se detecta la necesidad hasta que salen los primeros alumnos formados. Toda una eternidad para el mundo de hoy.
La Formación Profesional acorta los plazos entre necesidad y preparación, y se centra en conocimientos profundos sobre un tema en particular permitiendo el desarrollo de competencias concretas. Todo un acierto para un país con una de las mayores tasas de abandono escolar en Europa.
ELISA LUCAS
Profesora de la UDIMA
La FP presenta una oportunidad inigualable para contribuir al logro de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, estipulados en la Agenda 2030, y para afrontar las vicisitudes del mercado laboral.
Tal como se contempla en el Proyecto de Ley de la FP, el nuevo modelo económico, caracterizado por la digitalización y la transición ecológica, demanda puestos de trabajo que “necesitarán ser cubiertos con personas competentes y cualificadas profesionalmente”. Por ello, la FP podría facilitar la inserción laboral de desempleados de larga duración en puestos que demandan profesionales cualificados.
Una formación que promueva el aprendizaje a lo largo de la vida, favoreciendo la adquisición y actualización constante de competencias profesionales, permite el ajuste imprescindible entre las necesidades de la economía actual y la formación de profesionales cualificados.
En consecuencia, una adecuada formación pedagógica y didáctica para la docencia en FP permite obtener una visión holística del proceso de enseñanza-aprendizaje que favorezca el logro de las demandas formativas del siglo XXI.
Fuente: Emprendedores