Casi la mitad de los trabajadores reconocen que pierden de 1 a 5 horas a la semana por culpa de los fallos de la tecnología.
Estamos acostumbrados a leer noticias que hablan acerca de cómo ayuda la tecnología a mejorar la productividad en la empresa.
Estas herramientas nos ayudan a automatizar procesos y tareas repetitivas, a mejorar la comunicación, a gestionar la información y los recursos, etc. Además, con la irrupción de la pandemia, muchas organizaciones y trabajadores descubrieron las bondades del trabajo híbrido, en el que la tecnología juega un papel determinante.
Por ejemplo, hace algunos días recogíamos los datos de un informe que desvela que este nuevo paradigma laboral agiliza el trabajo y mejora la productividad, a la par que repercute positivamente en la felicidad del empleado.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando la tecnología falla? Según un estudio realizado por Unisys, casi la mitad de los profesionales consultados (49%) estiman que pueden perder entre 1 y 5 horas a la semana debido a fallos técnicos. Además, hay un 18% que considera que pierde de 6 a 10 horas, y otro 5% que piensa que la cifra sobrepasa las 10 horas semanales.
Y eso a pesar de que el 42% no mide las causas de las pérdidas de productividad, por lo que en realidad es muy posible que se pierda aún más tiempo del que reconocen los trabajadores.
En cualquier caso, la incorporación de la tecnología en el trabajo es una necesidad evidente. Lo que hay que hacer es encontrar soluciones para evitar que esta situación se produzca.
En este sentido, los empleados reclaman un soporte de TI personalizado que permita resolver estos problemas con el fin de mejorar su productividad. De este modo, el 92% de ellos estarían dispuestos a compartir sus datos si eso facilitara las labores predictivas del equipo de soporte a la hora de resolver incidencias.
Por otro lado, el informe de Unisys hace hincapié en que las organizaciones han de tener presente la brecha generacional de los trabajadores a la hora de valorar las tecnologías desplegadas y de equilibrar la innovación y la productividad.
Por ejemplo, advierte que los millennials (de 26 a 45 años) dan mucho más valor a los chatbots, a los dispositivos wearable y a las pizarras digitales que sus compañeros de la Generación Z (menores de 25 años). Por el contrario, éstos últimos se muestran más abiertos al uso de herramientas de colaboración mediante videoconferencia o de soluciones de automatización de tareas rutinarias.
El estudio también señala que las empresas deben optimizar los modelos híbridos de trabajo para poder atraer y retener talento, formar a los nuevos compañeros, crear nuevos líderes y maximizar la productividad.
Al hilo de ello, especifica que el 70% de las compañías consideran que el modelo híbrido se mantendrá como primera opción en su organización. Asimismo, el 67% de los empleados que ya trabajan bajo un modelo híbrido opinan que la flexibilidad de localización es un elemento fundamental en su motivación profesional.
Fuente: Emprendedores