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La creación de réplicas virtuales de personas y productos puede contribuir a optimizar la investigación y la innovación en diversos sectores.

El desarrollo tecnológico, la investigación y la experimentación pueden potenciar el crecimiento empresarial e industrial, pero también conllevan algunos riesgos. Cuando una empresa innova sobre un servicio o un producto, es mejor hacerlo con un modelo paralelo o con un simulador, de manera que evite daños directos en el propio servicio o producto que se pretende mejorar. De ahí que la creación de los gemelos digitales haya cobrado especial relevancia. Se trata de una réplica digital que reproduce con casi total fidelidad el funcionamiento del sistema o producto y permite realizar cambios de acuerdo con un proyecto de mejora identificando en tiempo real y fácilmente los errores, ajustes o puntos de mejora en tiempo real. Pero supone conlleva varios retos desde el punto de vista legal.

Los gemelos digitales contribuyen a optimizar el proceso de toma de decisiones en el desarrollo de una mejora o innovación, incrementando el ahorro de costes y haciendo un uso más eficiente de la inversión. Es una tecnología de última generación de gran utilidad para el tejido productivo e industrial, ya que ayuda a los empresarios a implantar avances con mayores certezas, reduciendo el margen de error. Y es que, si los cambios se implantasen directamente en los productos o procesos reales, correrían un mayor riesgo de causar pérdidas o daños irreparables. Son, en definitiva, una suerte de laboratorio con un modelo casi real y que se puede testear en diversos escenarios y bajo distintas condiciones.

Una de las áreas que mejor refleja las ventajas del uso de este tipo de simuladores avanzados es el de la medicina. Mediante el uso de gemelos digitales, es posible probar diversas terapias o tratamientos para dolencias de enorme complejidad, replicando las características de la persona a la que se va a tratar. De este modo, los médicos pueden ajustar mejor la medicación o la terapia, de acuerdo con sus antecedentes de salud, personalizándola con mayor precisión y, por tanto, mejorando la probabilidad de que sea eficaz. Además, se limitan y controlan los posibles daños asociados a eventuales errores o desajustes.

Dado el potencial y las ventajas del desarrollo de estos simuladores virtuales, esta tecnología está empezando a contar con apoyos en forma de ayudas públicas. A principios de octubre el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura anunció la concesión de ayudas para financiar proyectos de emprendimiento innovadores basados en gemelos digitales. Se trata del programa «Redes territoriales de especialización tecnológica (RETECH)» que cuenta con una dotación de 700.000 euros y que se enmarca en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Estas ayudas se repartirán en un máximo de 30.000 euros para proyectos que desarrollen las industrias extremeñas, con cobertura para el 80% de la inversión.

Riesgos legales de los gemelos digitales.

Tanto si se trata de un caso en el área sanitaria como si hablamos de logística y transporte, movilidad, telecomunicaciones, ingeniería o robótica, para que el gemelo digital funcione y replique el original, es posible que necesite contar con amplias bases de datos, es decir, con la información que utiliza el sistema en la vida real. De esta manera, la simulación será fidedigna y los resultados de la experimentación serán más fiables. Esto puede tener consecuencias en materia de protección de datos y privacidad.

Pero hay más riesgos. Al disponer de un doble del sistema original, en caso de ciberataque, los delincuentes informáticos tienen el doble de posibilidades de acceder a sistemas protegidos o a información sensible, ya sea a través del original o mediante una intervención en el modelo replicado digitalmente. De esta manera, podría acceder a información estratégica del negocio que se ha utilizado para desarrollar el gemelo digital. Esto supone un reto adicional para los responsables de seguridad.

Tal como señala el INCIBE, “la interconexión entre los gemelos digitales y los sistemas físicos los convierten en un punto crítico de vulnerabilidad, donde cualquier brecha de seguridad podría tener consecuencias directas en la operatividad de equipos industriales, procesos de producción o incluso en la seguridad de los trabajadores”.

A estos riesgos se suma otra dificultad: el proceso de tramitación de patentes. Recientemente el Instituto Tecnológico de Aragón (ITA) informaba de que se le había concedido una patente titulada “Simulación de gemelo digital de una cadena de suministro en un marco de internet físico”. El problema es que el proceso de investigación se inició en 2018, es decir, en total han tenido que esperar casi seis años para desarrollar este tipo de patente, que describe un sistema innovador para modelar y optimizar cadenas de suministro utilizando la tecnología de gemelos digitales. La réplica digital que desarrollaron se enfoca en la mejora de la gestión de inventarios, la planificación del transporte, la optimización de los flujos de trabajo y la distribución de recursos.

En 2020 presentaron la solicitud de la patente ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). Después, transcurrieron cuatro años, un periodo en el que trabajaron junto a un agente de la propiedad industrial y superaron el examen de ese organismo. Contar con la patente les permitirá explotar el sistema de gemelos digitales que han ideado en otros proyectos, algo que, entre otros beneficios, les permitirá acceder a financiación pública y privada para el desarrollo de futuros proyectos vinculados a esta tecnología.

La tarea de patentar simulaciones por ordenador del tipo gemelos virtuales presenta más obstáculos que en otros campos, especialmente a la hora de demostrar que deriva en una mejora evidente del estado de la técnica y que cumple con los requisitos de patentabilidad relacionados con la producción de una novedad, que exista una actividad inventiva y que tenga una aplicación técnica clara.

Por otra parte, tanto los datos extraídos de estos sistemas de experimentación virtual como todo su funcionamiento se pueden proteger mediante cláusulas de confidencialidad y cláusulas de no competencia postcontractual, para evitar que un técnico se marche a una empresa competidora y pueda transmitirles los conocimientos adquiridos a través de los gemelos digitales desarrollados en su anterior empresa.

Fuente: IIILA LEY. Consejo General de Economistas. (Ilier Navarro)

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