El journaling nos ayuda a mejorar nuestra salud mental al plasmar sobre el papel nuestros pensamientos, experiencias, reflexiones o hábitos. Además, la escritura expresiva estimula nuestra creatividad, nos permite simplificar ideas y fomenta el autodescubrimiento y el desarrollo personal.
Vivimos en un mundo frenético, en constante cambio, con ansiedad, estrés, presiones… Todo ello repercute en nuestra salud mental y se refleja en nuestro entorno familiar y laboral.
Por ejemplo, hace poco hablábamos de los efectos negativos que puede tener el multitasking sobre la salud mental de los empleados. Según explican los expertos de Cigna Healthcare, realizar varias tareas a la vez disminuye la atención prestada en su realización, con lo que se empeora la calidad del resultado, y también puede afectar a la salud del propio trabajador.
Además, cambiar constantemente de actividades puede aumentar el tiempo total necesario para completarlas, incrementando en el empleado la sensación de sobrecarga, frustración y pérdida de tiempo. Asimismo, puede favorecer la aparición de cansancio, agotamiento mental, estrés, ansiedad o frustración al finalizar la jornada laboral.
Por otro lado, la ‘Guía HAYS del mercado laboral 2023’ pone de manifiesto que el 45% de los profesionales experimenta sensación de burnout en sus puestos de trabajo. Y seis de cada diez empleados afirman sentirse desmotivados.
Escribir nuestras ideas sobre el papel nos permite reflexionar acerca de lo que nos sucede, ayudándonos a identificar posibles problemas, entender mejor qué nos pasa, encontrar posibles soluciones… Esa es la premisa de la que parte el denominado journaling o escritura expresiva.
Esta técnica consiste en expresar pensamientos, experiencias, reflexiones o hábitos sobre el papel, como en los diarios personales que acostumbran a escribir los niños y los adolescentes. Plasmar en un cuaderno todas esas ideas que bullen en nuestra cabeza nos permite desahogarnos cuando sea necesario, sirviendo como válvula de escape antes de que estalle esa ‘olla a presión’.
El journaling no exige que escribamos todos los días, como sucede con los diarios. Se trata de dar rienda suelta a aquello que nos preocupa en el momento que sintamos que lo necesitamos, con el fin de evitar que repercuta en nuestra salud mental.
Según explica Uppers, los beneficios psicológicos y fisiológicos de la escritura expresiva están documentados por varios estudios. Uno de los más relevantes es el de James A. Pennebaker, psicólogo social de la Universidad de Texas en Austin, que descubrió que etiquetar las emociones y reconocer los sucesos traumáticos tiene un efecto positivo sobre la salud mental.
Además del impacto positivo que tiene en la salud mental escribir sobre nuestras experiencias, el journaling estimula nuestra creatividad y nos permite simplificar nuestras ideas y tener acceso a ellas cuando las necesitemos para poder dar respuesta a los problemas que te surjan. Igualmente, fomenta el autodescubrimiento y el desarrollo personal.
Fuente: Emprendedores